Hace unos días se desencadenó, seguramente causada por mi próxima partida, una movilizadora ráfaga de pensamientos que apuntaron específicamente con el concepto del misterioso orden dentro del destino entrópico. Lo casual o causal. Sucesos que se suceden, valga la redundancia, con una mascara de aleatoriedad, pero es realmente tan azaroso el camino que recorremos todos los días? Los eventos se desencadenan con un orden predeterminado? o responden a los principios de los experimentos aleatorios dentro de un universo de infinitos resultados. En apariencia ambas respuestas nos dejan con un sabor un tanto amargo. Pero sin duda, entregarse a ese fenómeno, cualquiera fuese la verdad, nos plantea un desafió extraordinario digno de ser vivido a morir (aunque suene como una aparente contradicción). Reflexionando algo más y buceando dentro de los intersticios de la memoria llegué a lo que se podría denominar como una conclusión y es que nunca logre determinar en que punto del espacio tetradimensional (espacio-tiempo) realmente me encontraba. Aunque puedo identificar en lo remoto de mi pasado que una vez me exigieron escoger que quería “ser”, y en esos momentos transcurrían los instantes más precoses de mi existencia, yo solo quería ser eso que nunca supe, de todos modos era algo inexorable preguntarse, ser “alguien” es ser aquello denominado solo por un rotulo? O si eso es solo lo que desean los mediocres o bien los que creen que “ser” es solo escoger una opción entre las tantas que son ofrecidas por los que determinan el camino de la búsqueda meramente trivial. Es inevitable jactarse de la verdad y creer que todos están muertos, si, pero uno al bajar de esa anarquía mental, preso del razonamiento y no por eso estar lejos de sonar verosímil, aseverar sin temor a equivocarse, de que el que muere es uno lentamente, realmente es uno y puede suceder de que uno no se haya enterado aún. Pero de todos modos uno vive y eso es suficiente para mantener el anhelo de felicidad inextinguible y supremo. Por eso seguir en el camino de la búsqueda o en la búsqueda del camino sería la clave de la existencia, cada uno sabrá cual es, no? Bueno eso deseo en ustedes,……. desde un remoto sitio de Coghlan les escribe NiKanor preso de un recurrente insomnio.
Besos nos vemos en breve.
PD: creo que cada vez el ser humano se parece más a una botella, tenemos cuello, pico, culo y últimamente agregamos nuestras roscas. Habrá que pensar un poco menos y no enroscarse tanto? No ni ahí! Sigo tomando coca con pajita.
